Existe cierta conducta humana que nos hace juntarnos y ayudarnos en momentos de dificultad, que se hace más fuerte cuando tenemos miedo y no encontramos la solución por nosotros mismos. Por otro lado cuando el objetivo es el mismo pero no común se tiende a la mínima a ponernos la zancadilla.
Últimamente me estoy encontrando desde Círculo Gacela ciertos movimientos empresariales que se asemejan a esta conducta humana, algunos acertados y otros no tantos. Pongamos un ejemplo, los bancos. Para crecer en España han tendido hacia la fusión, tenemos el Santander (Unión del Central con el Hispano Americano, y estos después con el Santander) o el BBVA (Bilbao con el Vizcaya, y estos después con Argentaria). En el lado opuesto, en momentos de crisis nos hemos encontrado con los intentos fallidos de la Kutxa y BBK y negociaciones entre las cajas de Castilla y León.
Y todo esto cómo nos puede ayudar al pequeño empresario. Evidentemente nos encontramos con que cada caso es único, y sobre todo, con la poca disposición a perder nuestra autonomía, pero cuando la situación está difícil tu mayor enemigo se puede convertir en tu salvavidas. Aquí entra un factor importante, nuestra capacidad de negociación y mente abierta. Estamos hablando de una reestructuración que va más allá de recorte de gastos o de plantilla, estamos hablando de producir sinergias, de colaboración, o incluso de cambio de perspectiva total.
Ese proveedor, o incluso esa empresa que te “roba” parte del negocio quizá sea un amigo inseparable a partir de ahora.
Javier G.
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