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martes, 26 de mayo de 2009

Mi "Gran Hermano" Moody's


Cuando leemos en los diarios o escuchamos en las televisiones y radios que la agencia Moody’s anuncia posibles recortes en el ráting de la deuda de la mayor parte de las entidades financieras españolas, suele ser habitual que hagamos “zapping” o bien pasemos página buscando la ansiada sección de deportes en la que conocer las últimas novedades del alirón del Barça o del fichaje de Kaká por el Real Madrid.

Pero de lo que no somos conscientes la mayoría de los mortales es que dicha decisión puede marcar a fuego nuestro futuro económico a corto plazo. Pues no sólo tendrá consecuencias sobre los datos macroeconómicos sino que afectará muy mucho a los ciudadanos de a pié.

Para entender el porqué de dicha afección hay que remitirse al concepto y consecuencia del ráting crediticio, que no es más que una calificación que representa el sello de calidad de una entidad. Indica su solvencia y la mayor o menor comodidad con la que hará frente a sus compromisos financieros.

En el caso de las entidades financieras españolas el probable recorte se debe al fuerte deterioro de la calidad de los activos que está sufriendo la banca, afectada por una recesión que durará hasta entrado 2010. Además, destacan desde Moody’s la escalada que está registrando la tasa de créditos impagados.

Es decir, es más que probable que la mayoría de las 34 entidades puestas en revisión para una posible rebaja del ráting de la deuda (entre las que se encuentran firmas de gran tamaño como Santander, Caja Madrid, La Caixa y BBVA) sufran la rebaja del mismo. Hasta ahora, las revisiones se habían limitado a las entidades más directamente expuestas al sector inmobiliario, pero en esta ocasión la calificadora extiende su preocupación a la práctica totalidad del sistema.

La consecuencia directa de esta rebaja será que los inversores apreciarán un riesgo mayor y exigirán una rentabilidad más elevada para invertir en la deuda emitida por el banco. En definitiva, provoca un encarecimiento de los costes de financiación.

Y éste es el meollo de la cuestión. Aquí será donde los pobres clientes asumiremos nuestra parte de “culpa”. Pues las entidades trasladarán esas subidas en los costes de sus fuentes de financiación a los productos contratados por sus consumidores. Es decir, que los bancos y cajas aumentarán los márgenes o diferenciales aplicados en financiaciones indexadas a tipos variables y elevarán los tipos fijos del resto de productos.

Además las rebajas de los rátings se producirán en un momento en el que la banca española ha vuelto a captar fondos sin problemas en los mercados de deuda a precios competitivos. Consecuencia: quien sufra dicha rebaja suplicará de nuevo el aval del Gobierno.

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